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Cómo debo hacer el cambio de alimentación en perros

El cambio de alimentación en perros no es moco de pavo. Si estás leyendo este artículo, es probable que seas dueño de una de estas increíbles mascotas, y que además te estés planteando modificar su dieta por cualquier motivo.

La gente que no tiene perros en casa podría pensar que este tema es relativamente sencillo o que carece de importancia. Desde fuera, da la sensación de que estos animales tienen un estómago de hierro: devoran cualquier porquería que encuentren por la calle, ruegan y reciben con alegría cualquier sobra... Sin embargo, los que tenemos una mascota en casa sabemos que el cambio de alimentación en perros podría tener bastantes más aristas de lo que parece a simple vista, ya que más de una vez hemos lidiado con vómitos, reflujos, intolerancias alimentarias o incluso intoxicaciones. Y se pasa mal.

Cada vez hay más expertos que recomiendan una alimentación natural para nuestros perros, y quizá ese sea uno de los motivos por los que te estás pensando el modificar el producto que consumía hasta ahora. Un cambio radical de comida puede ser dañino para nuestro mejor amigo por varias causas.

Por ejemplo, el nuevo pienso podría contener trazas de algún ingrediente que tu perro no consumía hasta ahora, y por tanto, no sabes si es intolerante o alérgico a él o no. Realizar un cambio brusco de alimentación podría tener consecuencias, desde vómitos hasta hinchazón o sarpullidos, en el caso de alergias. Antes de buscar una nueva marca, te animamos a que estudies sus ingredientes y te decantes por un producto natural, como la comida natural para perros de Ginqo, que es una increíble opción. Descubre por qué aquí.

Por otro lado, un cambio brusco de pienso, aunque nuestro perro no tenga alergias específicas, puede suponer un malestar inicial materializado en diarreas, vómitos o algo más grave como una gastritis.

A continuación, te recomendamos cómo hacer el cambio de alimentación en perros para que esta transición sea suave, fluida y favorable para tu mascota en un plazo de una semana.

Si ya has elegido el nuevo pienso, el primer día, al preparar el cuenco de la comida, deberías añadir su pienso habitual en un 75% (haz los cálculos según la cantidad que le suelas dar. Como ya sabes, las porciones varían según el tamaño, el nivel de actividad de tu mascota, etc) e introducir un 25% aproximadamente del nuevo pienso. Así, te asegurarás de que lo tolera sin que el cambio sea especialmente extremo. Estate atento o atenta a su reacción en las horas posteriores y durante el día siguiente.

El segundo día, vuelve a repetir el mismo procedimiento para garantizar que todo está correcto.

El día tres, modifica de nuevo la cantidad. Esta vez, utiliza la mitad del nuevo pienso y la otra mitad del antiguo. Sigue observando con atención qué tal le sienta, cómo son sus heces, si le ves igual que siempre o más alicaído, etc. El día cuatro, de nuevo, consolida estas cantidades.

El día cinco, lo dicho. Realiza los cálculos pertinentes según las porciones y, esta vez, si todo ha ido bien, introduce un 75% del nuevo pienso y un 25% del antiguo. El sexto día, de nuevo consolida estas cantidades.

Al terminar la semana, afianza su nueva alimentación con un cuenco lleno del nuevo pienso. Y voilà!

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